Javier Pastore: clase y actitud no siempre van de la mano.
Como seguramente
ya sabréis, este pasado martes día 6 de febrero se disputó el partido de vuelta
de octavos de final de la Uefa Champions League que enfrentó al Paris Saint
Germain frente al Real Madrid. El partido terminó con un 1-2 a favor de los
merengues y un parcial de 5-2 para el conjunto de Zidane.
El partido se
decantó a favor del equipo blanco en el minuto 50, nada más iniciar la segunda
parte. El Madrid se adelantó tras un genial testarazo de Cristiano. Fue
entonces cuando Unai Emery, entrenador del PSG, dio entrada a Javier Pastore en
sustitución de Thiago Motta
para intentar levantar el partido.
Pastore es un
jugador argentino de 28 años que juega en la demarcación de medio centro ofensivo
y fue fichado por el gigante francés por la escalofriante cantidad de
43.000.000€ (dato cedido por transfermarkt.es). Este fichaje se produjo en el año
2011. Año en el que solo dos fichajes salieron más caros: Agüero y Torres.
Pastore es un
jugador que hasta el pasado martes tenía en buena estima y consideraba un
jugador infravalorado. No me hicieron falta ni 5 minutos suyos en el campo para
comprender porque no es una pieza importante para el entrenador vasco.
Pastore pareció un jugador sin sangre ni garra
que, a pesar de haber entrado en el minuto 58, no fue capaz ni de seguir a su
marca en el segundo gol madridista. Un jugador que cobra actualmente 5'2
millones de euros (dato cedido por ambito.com) no puede "pasearse"
por el campo de esa manera.
Es vergonzoso,
por no decir otra cosa, que jugadores que ya están en la élite y cúspide de sus
carreras sean incapaces de sudar ni una gota si no es para recibir el balón. No
dudo de la calidad del argentino, es más, considero que es un jugador que puede
llegar a talentoso si se encuentra inspirado. Pero está claro que la calidad es
inútil sin actitud.
Javier G.
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