El cantar de la guerra

Existe un mundo perdido //  en el que tuvo lugar
Una grandiosa batalla //  que el tiempo solventará.
Este arcano y antiguo mundo //  de una belleza sin par
Tenía por nombre Lhanthia  // mas ahora se ha de olvidar.
Esta es la historia de un Reino // que no conoció jamás
Batalla en tiempos pasados // pues era un lugar de paz.
Tenía Lhanthia dos reyes: // Lhesarel, divinidad,
Su creador y potestad,  // y Lhesrael, rey terrenal.
No obstante, la oscuridad // en Lhesrael se fue a alojar,
El deseo de poder // superó su voluntad.
Y mientras este poder // aumentaba sin cesar,
Lanthia se desarrollaba, // ignoraba el despertar.
Alimentose la sombra // de Lanthia, su iluminar
Sin que nadie lo supiera // un abismo sin final.
Y así, el día fatídico // comenzó sin esperar.
Lhesrael dio un golpe de estado // proclamando oscuridad
Mas Lhanthia, sin ejército // no se podía salvar,
Pues Lhesrael fue transformando // al pueblo en sombras sin más
Al servicio de una fuerza // que aclamaba eternidad.
Sin embargo el rey Lhesarel // rápidamente fue a actuar,
El reino lo requería: // orden, justicia sin par.
Creó una muralla mágica // en lugar sin conquistar,
Y salvó a la mayoría // de la inmunda oscuridad,
Mas no había terminado // al traidor debía hallar.
Se enfrentó a su pueblo, umbrío, // y a muchos logró salvar,
Pues unas armas sagradas // pudo con su magia crear.
No más avanzó en las sombras: // Lhesrael se quiso mostrar.
Portaba sus propias armas // y no se hubo de aclarar.
Ansiaba por mucho tiempo // la gran lucha colosal:
Rey contra rey, un conflicto // para Lhanthia dominar.
Comenzaron la contienda, // un combate sin igual:
Luz y oscuridad, tinieblas, // determinante a la par.
Ambos se debilitaron // con todo su potencial
Mas un final imprevisto // allí pues, tuvo lugar:
La luz pudo rematar // al que el reino iba a usurpar
Mas este se movió rápido: // esto pues, quiso el azar.
Fue un instante decisivo // Lhesrael logró así escapar.
Agotado, consumido, // túvose que retirar.
El centro de la conquista, // Lanthelion, la capital,
Fue donde se estableció, // monarca de oscuridad,
Y se sumió en gran letargo // para el poder recobrar.
Lhesarel, también exhausto, // no pudo victoria hallar,
Mas la tierra defendida // estaba exenta de Mal.
Allí encontró un torreón // y en él letargo fue a hallar.
El pueblo se preparaba // la guerra no iba a acabar.
Territorios, ciudadanos, // la luz debió lamentar,
Mas no se perdió esperanza, // pues para Lhanthia salvar,
Un nuevo reino, Lhesarion, // se tuvo que levantar.
Lhesarel, aunque no corpóreo, // al pueblo pudo ayudar,
Y todos juntos, con fe, // convivían en gran paz,
Rechazando grácilmente // asaltos de oscuridad.
Aguarda el glorioso día: // Lhesarel retornará
Y al fin el dominio oscuro // llegará a su final.









Sir Lhesarel de Lhesarion - 1º de Bachillerato

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