Libros para salvar el mundo (VI): Momo
O lo que deberíais estar leyendo en lugar de estar leyendo (poneos a leer ya, ¿no? ) lo que estáis leyendo si queréis garantizar la feliz supervivencia de nuestra especie.
Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón.
Porque el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón.
Momo sabía escuchar de tal manera
que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes. No
porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar esas ideas,
no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda simpatía.
Mientras tanto miraba al otro con sus grandes ojos negros y el otro en cuestión
notaba de inmediato cómo se le ocurrían pensamientos que nunca hubiera creído
que estaban en él.
Sabía escuchar de tal manera que
la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería.
O los tímidos se sentían de súbito muy libres y valerosos. O los desgraciados y
agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba
totalmente perdida y que era insignificante y que él mismo no era más que uno
entre millones, y que no importaba nada y que se podía sustituir con la misma
facilidad que una maceta rota, iba y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y
le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo
había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante a su manera,
para el mundo.
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