Libros para salvar el mundo (V): La Historia Interminable
O lo que deberíais estar leyendo en lugar de estar leyendo (más os vale, tal y como está el mundo, estar leyendo) lo que estáis leyendo si queréis garantizar la feliz supervivencia de nuestra especie.
La pasión de Bastián
Baltasar Bux eran los libros. Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante
de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y
leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba
quedando helado... Quien nunca haya leído en
secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna
otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado
de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito... Quien nunca haya llorado
abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa
acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas
aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y
sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido... Quien no conozca todo eso
por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo
entonces. Miró fijamente el título
del libro y sintió frío y calor a un tiempo. Eso era, exactamente, lo que había
soñado tan a menudo y lo que, desde que se había entregado a su pasión, venía
deseando: ¡Una historia que no acabase nunca! ¡El libro de todos los libros!
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