Libros para salvar el mundo (IV): El Nombre del Viento
O lo que deberíais estar leyendo en lugar de estar leyendo (leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed, leed) lo que estáis leyendo si queréis garantizar la feliz supervivencia de nuestra especie.
He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado
vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría
todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no
se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado mujeres
y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar
de mí.
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