El milagro de la canonización

Los pastorcillos de Fátima, Francisco y Jacinta, fueron canonizados el 13 de mayo por la milagrosa curación de Lucas, un niño brasileño. El 3 de marzo de 2013 estaba jugando con su hermana cuando se cayó de una ventana desde 6,50 metros de altura; tenía cinco años. Se golpeó la cabeza con el suelo y se hizo una herida muy grave que le produjo una pérdida de tejido cerebral. Fue trasladado al hospital de Campo Mourao, un trayecto que duró casi una hora. Cuando llegó, Lucas se encontraba en un estado de coma muy grave. Tuvo dos paros cardíacos y fue operado con urgencia. Sus padres empezaron a orar a Jesús y a la Virgen de Fátima. Llamaron a un convento del Carmelo para que las hermanas orasen por él; pero la hermana que respondió la llamada no pasó el recado a la comunidad. Los médicos dijeron que tenía muy pocas posibilidades de que el niño sobreviviese, y que si lo hacía tendría discapacidades. Al séptimo día sus padres volvieron a llamar al convento. Ese día la hermana transmitió el mensaje. Una de ellas corrió hacia las reliquias de Francisco y Jacinta, que estaban delante del tabernáculo y sintió el impulso de rezar la siguiente oración: ‘Pastores, salvad a este niño, que es un niño como vosotros’, y se las arregló para convencer a toda la comunidad de orar para que los pastores intercediesen por él. Toda la familia empezó a rezar a los pastorcillos también, y el 9 de marzo, Lucas se despertó y empezó a hablar. Fue dado de alta del hospital a los 15 días de pasar el accidente. Desde entonces está completamente bien, no tiene ningún síntoma ni secuela, tiene la misma inteligencia y el mismo carácter. Incluso médicos no creyentes no entienden lo que pasó.




Isabel Redondo Sánchez 1º ESO






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