Pedazos

Silencio.
El silencio duele.
Las lágrimas duelen.
El corazón duele.
Las heridas duelen.

Mis órganos dormidos, gritan tratando de despertar.
Mis párpados pesan como dos cortinas de oro, y mis labios están sellados.
Sellados, con sus últimas palabras grabadas en ellos.

Sellados.

Y de nuevo, duele.
Duele saber, notar, sentir los ojos de los que te quisieron y los que nunca lo hicieron.

El aire entra en mis cavidades. Numerosas. Vacías. Solas.

Solas como la luna.
Solas como las estrellas.
Solas como la noche.
Solas.

El aire.
El cual poco a poco va desapareciendo a mi alrededor.

Mi pecho se encoge. Desaparece.
Desaparece.
Desaparece como mi alma, mi ser, mi vida.

De la tierra nace la vida, y a la tierra vuelve.
En tierra nos guardan.
En madera nos recogen.

El tiempo pasa.
Mi cuerpo, el cual una vez corrió, bailó, saltó, creció y vivió, se rompe.
Se desvanece.
Se destruye.

Mi mente, la cual pensó, soñó y sufrió, se va cayendo a pedazos.
Pedazos de vida.
Pedazos de muerte.






Paula Bravo 3º ESO B

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