ACEITUNAS… ¿CON O SIN ANCHOA?

Las aceitunas, ese manjar proveniente del fruto del olivo que tan bien conocemos en España. A la hora de decidir cuál comprar y degustar, entran sólo los gustos personales e incluso las limitaciones alérgicas que poseen algunos individuos de esta tan compleja especie.  En este artículo se hablará de las aceitunas sin hueso  más baratas que se suelen comprar para fiestas de cumpleaños, reuniones familiares, actos benéficos, etc. Presupongo que acudes aquí como buen amante de las aceitunas, y obviamente, que las magníficas aceitunas del mercado de San Agustín, el Corte Inglés y otros establecimientos gastronómicos mediterráneos,  las deglutirás sin queja alguna.




NORMALES:
Las básicas, las aburridas, las que casi no aportan nada a tus órganos sensoriales, las más escogidas por personas sencillas. Estas aceitunas pasan por un proceso de elaboración menor, por lo tanto reciben menos conservantes. Aunque no es que estén puras de dichos elementos, reciben algunos para potenciar su insulso sabor. Estas pueden ser comidas también por la benévola comunidad “anchoera”. Comidas, relativamente, ya que a veces da la sensación de estar masticando agua.

CON ANCHOAS:
La más elegida por aquellos que también prefieren los pepinillos en las hamburguesas del Burguer King o Mc Donalds.  La anchoa propicia un sabor agrio y a veces un tanto fuerte, que embauca al catador a la increíble sensación de querer ingerir todas las restantes sobre la mesa. El proceso para la “anchoaficación”, proviene del uso de anchoas desalinizadas y trituradas, e incluso por liofilización (extracción del agua mediante congelación y evaporación del hielo), a todo esto se le añade glutamato de sodio como potenciador de sabor, aditivos… y se obtiene una bolita de anchoa gelificada con agua: 30% del producto básico y 70% de agua y gelificante.

Desde un punto de vista nutritivo, las más recomendables son las que no reciben componentes de ningún tipo.  Las aceitunas, están compuestas mayoritariamente por grasa de la buena (monoinsaturada), con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, aunque no son recomendables para la deglución habitual, por su también alto índice de sal.

Para gustos, microcosmos.  Pero como nunca se sabe bien lo que comemos, alejándonos de los informes nutricionales de las con anchoas, cada vez que vayas a comprarlas, asegúrate de que no acuda ninguna persona a la que no le guste dicha delicia. Si acude, no habrá más remedio que comprarlas sin y tener que excluirle la palabra.



Javier Bolívar Arroyo 1º A de Bachillerato

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